El concepto de cabezal móvil, que también se conoce como torno suizo (Swiss type en inglés) o torno de decoletaje, es especialmente útil para piezas esbeltas. Se calcula que es especialmente provechoso para piezas cuya longitud supera las tres veces el diámetro de barra (por ejemplo, ø20 mm y longitud 60 mm).
En piezas más cortas tiene la gran ventaja de su cinemática, generalmente mucho más rápida que la de los tornos de cabezal fijo, motivo por el cual podríamos decir que en piezas de diámetro pequeño y mediano (hasta diámetro 32 - 36 milímetros) es el gran dominador.
El principio se basa en un sistema de herramientas que no se desplaza en el eje Z (el eje axial de la barra), sino que tiene movimiento en X e Y -radial y de posicionamiento-. El desplazamiento en eje Z lo proporciona el propio cabezal, de aquí el nombre, que avanza y retrocede para alimentar barra e ir mecanizando la pieza (a la vez que rota, evidentemente).
Entre cabezal y herramientas hay lo que llamamos cañón o luneta, que es una especie de pinza que puede girar o no -generalmente es giratorio, sincronizado con el cabezal-, sin llegar a apretar la barra, simplemente ajustado a su diámetro para guiarla.
Intuitivamente podemos ver el por qué de su idoneidad para la fabricación de piezas esbeltas: las herramientas siempre mecanizan a la altura del amarre (por muy larga que sea la pieza, la punta de la herramienta siempre está junto al cañón y no precisa contrapunto).
Por otro lado, podemos intuir sus dos grandes inconvenientes: por una parte, la calidad de la barra debe ser superior (h9) y por otro lado, el retal de barra es ligeramente más largo que en un cabezal fijo -el espacio entre el cabezal y el cañón también se pierde.
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